Esmeralda Maycas

Interview 17 Mai 2022.    

Esmeralda, Barcelona 2022

CASTELLANO

ENGLISH

¿Por qué te convertiste en bailarina? ¿Cómo llegaste a ser bailarina? ¿Tenías ideas alternativas a ello?

Yo pienso que nací bailarina. Porque desde pequeña siempre estaba bailando en casa, y sin tener conocimiento de que existía esta profesión, me pasaba el día bailando, moviendo mi cuerpo y estando en posiciones extrañas, y siempre con la música. Siempre estaba escuchando música y estaba muy, muy bien, junto con ella, muy fusionada con ella. Cuando escuchaba música me tenía que mover, básicamente.

Entonces, es curioso cómo empecé, porque yo vengo de una familia de clase media pero sin una cultura muy acentuada, y en realidad yo no sabía ni que existía esta profesión. Entonces cuando tenía más o menos 10 años o así, mis vecinos, con los que teníamos mucha relación, él pintaba y tocaba el piano, aunque era comisario de policía, y como siempre estábamos bueno, pues visitándonos mutuamente, él siempre decía, esta niña es bailarina, esta niña es bailarina. Hasta que obligaron a mi madre a ponerme en una Academia de danza. Pero mi madre fue a preguntar, y era demasiado caro así que lo dejo estar. Entonces Carmen, su mujer, le dijo, bueno, si no la apuntas tú, la apunto yo, porque esta niña tiene que bailar. Y fue así como empecé.

En realidad es que yo tampoco podía pedir nada porque ni sabía que existían las academias de baile. Yo tenía 12 años. Entre pitos y flautas pasaron dos años. Y bueno, tengo que añadir que cuando yo tenía 6 años, cogí una enfermedad. De unas anginas mal curadas se desarrolló una enfermedad mas grave que me impidió estar 5 años haciendo ningún tipo de ejercicio. Entonces, en la escuela, yo no podría hacer gimnasia, no podía hacer nada. No podían siquiera jugar con mis compañeros. O sea, jugar sí, pero no correr u otras Actividades físicas. Y bueno, la verdad es que lo recuerdo como una época un poco…

Es curioso porque siempre he tenido ese lado mío de como muy solitaria, de estar muy bien conmigo misma, y a veces entiendo también el por qué. No me dejaron nunca realmente sola. Tampoco sentí aquello de estar marginada, en absoluto, porque al mismo tiempo, yo estaba muy integrada con el grupo, porque yo nunca tuve problemas de socialización. Y siempre tenía a alguien al lado, sea porque no quería jugar o porque en aquel momento tampoco pudiera. Pero claro, cuando había una dinámica de grupo, que estaban ahí jugando, y yo no era parte de ello, pues si sentía esa soledad, aparte de que sea parte de mi personalidad y carácter.

Entonces, de los 7 a los a los 12 años fue, pues eso, estar parada. Y cuando a los 12 años, en el colegio puede empezar a hacer gimnasia, teníamos una profesora maravillosa que se llama Petra. Ella, además, nos daba todo tipo de actividad física como Potro, Plinton, Básquet, Fútbol. Pero también todo tipo de danzas, danzas griegas, danzas de toda clase, incluso nos hacía Mimo y nos hacía alusión a Marcel Marceau. Entonces, para mí ese año fue como, “Guau!, todo esto, que es!?”

Y cuando acabó el curso escolar, me acuerdo que, abajo en el vestuario, cuando nos estábamos cambiando, ella me cogió aparte y me dice que el año que viene habrá extraescolares de clase de Ballet aquí en la escuela. Me dice, “tú eres como una muñequita de porcelana”. “Tú eres bailarina”, dice “tú tendrías que venir a bailar, porque eres como una muñeca de porcelana y tienes que bailar.

Y entonces fue justo ese año cuando, bueno pues, gracias a mis vecinos, puede empezar en la Academia, con el maestro Magriñá.

Y de ahí ya se desarrolló todo. Ya empiezas a hacer tus clases y ya te empiezas a dar cuenta de que te sientes como pez en el agua, y de que eso es tu forma de vida. Y a partir de ahí ya todo se desarrolla. Pero ni siquiera fue una decisión consciente. Esto es que estaba integrado en mí, pienso yo. Me atrevo a decir que es mi destino, porque algunas veces, pues igual sí he querido, por situaciones de la vida, desvincularme de la danza y tener otros propósitos, otros objetivos, por necesidad de sustentación o lo que fuera, y sin embargo la vida me ha llevado otra vez a la danza. En cualquiera de sus formas. Ahora como docente y hace muchos años, en fin… O sea, este es mí destino. Yo lo tengo clarísimo. Además ahora, hoy en día, también he aprendido o entendido, comprendido otras cosas.

¿Cómo fue tu vida como bailarina?

Bueno, como he dicho antes, ser bailarina ha sido mi forma de vida y mi destino, pero no exento de mucho esfuerzo y de tener que sobrepasar y ganar muchas batallas. Porque igual que había gente que creía en mí, había gente, o una profesora en concreto, que no creía en mí. Esa persona me hizo mucho, mucho daño a nivel psicológico. Lo que pasa que como yo era una persona que lo tenía claro, tengo un carácter que cuando quiero algo pues me pongo a ello, pues en aquél entonces yo no era consciente del daño que me hacía esta persona y yo seguía adelanté. Me he dado cuenta de ello décadas después, ya cuando estaba enseñando.

Eso fue en el Instituto. Yo porque tengo el carácter que tengo y salí adelante, pero esa mujer hizo mucho daño a mucha gente, gente que era muy valiosa, o qué podría haber hecho su camino. Porque hay muchos caminos en esta vida como bailarina, no todo ha de ser “éxito” y salir en los periódicos. Como persona, como bailarín  eso te marca. La escuela te marca. Si te dan confianza, si no te dan confianza, si te apoyan si te… en fin, cuál es tu proceso. Porque claro, son gente joven, son adolescentes que se están formando y por lo tanto son muy susceptibles. Pero bueno, al margen de ello, es precisamente porque esta mujer no creía en mí, yo como soy así de terca, pues tire para adelante, iba aprobando los cursos. Pero ya al final, ya estaba como muy cansada y entonces, por esas cuestiones de la vida, me salio esa oportunidad de ir a Torrelavega. Y es que también es curioso cómo salió el tema. Por qué yo tenía que hacer el último año en el Instituto y estábamos en verano, en agosto, haciendo clase todos juntos, o sea gente de diferentes escuelas, aquí en mayor de gracia, en un piso en Mayor de Gracia. Había gente que venía de todas partes y nos hacíamos la clase nosotros mismos, uno la daba la clase un día y así alternando. Estaba bien, porque claro, en esa época no había cursillos en agosto.

Entonces bueno, pues nos buscábamos la vida de esta manera, y la verdad es que estaba muy bien.

Y entonces la cuestión fue que unas cuantas de las bailarinas, se habían enterado de que se inauguraba una compañía en Cantabria, y habían decidido ir a audicionar, y nos lo contaron. Así que habían alquilado una furgoneta y en fin, muy bien. Y un día antes de irse, vienen y me dicen que una de las que tenía que ir, al final porque no sé qué cuestiones, no podía viajar, entonces que si podía ir yo. Yo les dije que yo no iba a hacer ninguna audición, que eso no entraba en mis planes, pues todavía me quedaba un curso por hacer. Un curso en el Instituto con Hans Wrona.

Entonces, bueno, insistieron, insistieron y bah que nos lo pasaremos bien, que hemos alquilado una furgoneta con conductor que es una persona muy simpática y que nos lo vamos a pasar muy bien. Y bueno yo como soy así, pues cogí y me fui. No era mi intención ir a ningún sitio, pero bueno, me convencieron y fui. Y la cuestión es que en la audición me cogieron solo a mi!

Entonces me lo planteé y pensé, bueno, el planteamiento de trabajo en esa compañía me pareció que estaba muy bien, y para la edad que yo tenía y para el momento en que yo estaba, no se si yo tendría 18 o 19 años… pero en el momento que éstas, no, de aprendizaje, y digo bueno, pues mira, si aquí me quieren y allí no me quieren, porque eso sí, al final es así, esa mujer me está martirizando, que si mi físico, que si no tengo en dehors, que si no tengo esto, que si en fin… Bueno, pues aquí les he gustado, quieren que vaya, pues me voy y punto, que ya está. Y me fui.

Bueno y luego de ahí, pues ya claro, esa compañía, como todas las compañías en España, desaparecen al año.

Luego me quedé un año en Barcelona, porque vino el entonces primer bailarín del Covent Garden, del Royal Ballet, también a montar una compañía y total, la misma historia. No quería ir porque yo quería acabar mi curso en el Instituto. Además, cómo iban todas las “superdotadas” de Barcelona y aquella mujer estaba en el jurado, digo, yo no voy a ir ahí, Dios mío, y que no y que no. Y la Maite Bisetti dice, “Esmeralda, pero ven, pero que es aquí en Barcelona, que vamos todas, todas, todas, vamos todos, tienes que venir que no pasa nada, es solo una clase”. Así que lo mismo, me voy e hize la audición. Eran 3 días de audición. Y me acuerdo que en el primer día estaba Miguel Montes en el jurado. Estaba en el jurado de las primeras fases, de los dos primeros días, porque vino gente de toda España. Vino gente de Madrid, de Zaragoza, en fin… Y me acuerdo que cuando acabó la primera clase, el Miguel Montes viene, se me acerca y me dice, “¿Pero Esmeralda que has hecho?”. Yo venía de estar un año en Torrelavega, donde me cambió la musculatura, porque la Esbieta Jaron me enseñó a trabajar el en dehors. No, es que fue así, y claro me cambiaron las piernas, se alargaron, la musculatura se alargó, y yo también claro, cuando estás bien, estás de otra manera. Y él me decía que no me reconocía, que no me había reconocido al principio, que me tuvo que mirar dos veces, que como había sido posible. Y bueno, yo fui muy sincera, porque claro, era para decirle, es que la directora que tenéis es nefasta. Total que la segunda fase también la pase, y luego llegan las variaciones. En un teatro teníamos que hacer variaciones de repertorio. Y nada, pues yo allí fui, a bailar mi variación del Lago. Y bueno, y qué pasó, que solamente me cogieron a mi! De todas las chicas. Eso creo que no me lo han perdonado hasta el día de hoy. Pero cómo es la vida! Es increíble! Yo tenía una técnica muy limpia, sí, porque siempre he sido muy analítica de naturaleza. Siempre claro, pues exacto, pues cuando tienes ciertos impedimentos o hándicap o no tienes esa facilidad, pues estás obligada de una manera natural, a analizar cómo lo estás haciendo y a optimizar el movimiento y optimizar la gestión.

Bueno, eso también duró solo un año, porque, claro, volvemos a lo mismo: España.

Pero bueno, tanto en la compañía de Torrelavega, como en esta aprendí muchísimo. Aprendí, pues eso, lo que se aprende en compañías, básicamente aprendí a saber trabajar. A transformar tu trabajo para personalizarlo y adquirir esa experiencia y sobre todo pues aprendes de los compañeros que eso es muy importante y eso, en el Ballet de Barcelona la verdad es que lo agradecí mucho, porque de hecho vinieron muchos bailarines, como David Campos, Irene Sabas, aquel francés, Silván, tamben estaba Marta Munsó, haber, había gente que ya llevaba muchos años en la profesión. Entonces, para mí eso era un referente. Aprendí mucho sinceramente, y me lo pasé muy bien. Y si, la compañía duró un año. Aquí más de un año no duran.

Y luego ya, pues nada, hacia Alemania donde estuve tres años en Kaiserslautern y tres años en Darmstadt y luego estuve bailando freelance en Frankfurt. Y todo es una evolución, porque una cuando es pequeña se imagina bailando, luego ve el repertorio clásico, y luego el clásico ya pasa a la historia un poco, y bueno, mi vida como bailarina… la verdad para mí el objetivo principal siempre ha sido, ser feliz.

No se trata de llegar a ningún sitio ni estar en… No se, eso que algunos bailarines, con todo el respeto, proclaman, pero yo no comparto. Cómo puede ser un cierto bailarín de prestigio que en un programa de televisión, ya estando en España – mis hijas eran pequeñas, alardeaba tanto de que los bailarines en América eran como los jugadores de fútbol aquí en España. Que yo entiendo el porqué lo decía, pero el mensaje que dio en todo ese programa para mí fue bastante nefasto, porque era como que tendría que el éxito, el éxito, tener éxito, estar en los carteles, que te ovacionen miles de espectadores, ir con cuidado porque la gente te tiene envidia, y al final en realidad no tienes amigos. Es que eso se me quedó grabado porque yo soy anti todo esto. Entonces claro digo, este programa igual lo están viendo adolescentes que están estudiando. Pues es un mensaje que a mí no me acaba de cuadrar. Yo puedo respetar que cada uno tiene sus objetivos en esta vida. Eso hasta lo entiendo, pero bueno, no me parece lo más adecuado para en el fondo ser feliz y estar tranquilo y tener paz en tu vida, no sé.

Y bueno, en mi carrera como bailarina he estado siempre muy a gusto con lo que he hecho. Pero bueno, han habido también momentos difíciles, difíciles de gestionar por diferentes motivos y de diferente índole. Pero bueno.

¿Que fue bueno y que fue diferente a lo que te habías imaginado? ¿Te habías imaginado algo cuando estabas estudiando?

Cuando estaba estudiando (cuando estaba en el Instituto/el la academia) yo no me imaginaba absolutamente nada, precisamente porque como aquí en España no teníamos, y seguimos sin tener, ningún tipo de referente real. Pues claro, no me imaginaba nada en particular, pero sí sabía que mi lugar no estaba aquí, sí lo sabía. Sabía que mi lugar estaba en el extranjero y sabía que mi lugar era bailar y no dar clase ni extender linóleo o coser vestuario. O sea, yo me tenía que dedicar a bailar, no hacer nada más. Porque aquí en España, bueno con él tema de que son producciones y de que todo el mundo lo hace todo, al final… Acuérdate de Guillermina Coll dando la clase, cantando, dirigiendo el ensayo… Bueno, no sé, yo pienso que se ha de valorar la profesión de cada persona, o sea, el que es Ballettmaster, pues es Ballettmaster, el pianista es el pianista y el técnico que pone el linóleo, pues es el técnico a ver. Porque si no al final todo el mundo lo hace todo y, no sé, no sé bueno, lo que yo sí tenía claro era eso. Pero no me imaginaba nada. Lo que sí agradecí cuando llegué a Alemania que claro está el Garderobiere el Pianista, está la parte de la Administración, está, bueno, está todo lo que tiene que estar, lo que estaba hablando ahora.

¿Cuáles eran las cosas positivas o que recuerdas con mayor agrado, con añoranza incluso, durante los años de danza activa?

Bueno, lo mas entrañable era estar en el escenario, o sea, el hecho de estar en el escenario. Que para mí la verdad fue impactante porque no he mencionado que realmente yo empecé en el teatro del Liceo de Barcelona por las óperas. Me acuerdo que mi primera ópera fue la Gioconda. En la obertura estaba el Ballet quieto en el escenario durante toda la Obertura. Y había como una gasa delante. Entonces, claro, mi primera vez allá me impactó muchísimo por qué bueno, primero que es un gran teatro y sentía… Es curioso porque había un silencio absoluto, pero oyes el ruido del silencio, oyes la condensación de energía que hay de las personas. Eso me impactó muchísimo. Porque si oyes a la gente hablar y reír y tal, pues es normal, pero sentir esa energía era como una contradicción. A mí en ese momento me chocó. Además es que la recuerdo ahora mismo todavía, porque realmente me impactó y esas cosas son con las que yo realmente me quedo. Bueno, y luego pues bailando, bailando en el escenario, puramente en el escenario. Ya sea haciendo Musical, una ópera o cualquier tipo de Ballet. Hombre, preferiría hacer una ópera, o un música que no una coreografía que no me gustase, o que la encontrase terrible. ¿Cómo era? Creo que fue en Kaiserslauter, sí, Peer Gynt… Terrible. Peer Gynt, esa coreografía a mí me daba casi vergüenza bailarla.

Sinceramente, no he echado a faltar nunca nada.

Pero si, lo que mas recuerdo es eso, que me lo pasaba bomba con todos mis compañeros. Siempre ,en las clases, en las pausas. Eso me ha encantado siempre, también porque hay ese punto que siempre me ha gustado, es el estar en el extranjero y estar con todo tipo de personas, de diferentes nacionalidades, y aprender. Yo me he enriquecido mucho a través de la danza, a través de estar en el extranjero con gente de diferentes culturas. Y yo creo que soy muy abierta. A ver, si hay algo que no me gusta, yo me retiro, eso está claro, pero en principio soy abierta. No soy una persona cerrada que se queda con su idioma y su cultura y no se integra. Al contrario, creo que eso me ha enriquecido mucho y lo valoro muchísimo. Para mí es un hecho tácito. Y hay una gran diferencia cuando estás con gente que no ha pasado por esa manera de vivir. Mi vida de bailarina yo la recuerdo con sumo placer. Claro, tenías más confianza con unos que con otros, eso siempre es así, pero siempre me lo he pasado súper bien. He sido feliz. Por eso yo siempre digo a mis alumnos, yo les recomiendo… Es que es lo que hablábamos antes, es lo que tú sientes: si lo sientes, hazlo!

Claro que pueden haber hándicaps y cosas que en la realidad pueden no funcionar, a ver, no sé, incluso eso lo olvido porque en total he sido feliz.

Llegar a Kaiserslautern fue un shock porque llegábamos a la Alemania de los años 80. Si, llegamos en el 87. Aquello no es la Alemania de hoy en día. Yo me acuerdo del primer día que fui al Aufenthaltserlaubnis ese, (Permiso de residencia), para los extranjeros. Sí madre mía, parecía que entraba en no sé, en la Gestapo, si porque a ver, el carácter alemán de entrada es muy distinto en según qué ámbitos en según que… es que es muy tosco. Y en esa época, yo me acuerdo que a los extranjeros, todavía… Si estabas en un supermercado no, pero la policía, cuidado. Bueno yo tengo esa sensación, ese recuerdo. Para mí fue, madre mía, qué, qué, qué desagradable y luego ver, pues eso, los militares americanos por la calle. Claro que era zona ocupada. Creo que todavía duro al menos un año o mas. Veías a militares americanos en ropa de camuflaje por las calles y con sus armas. Y luego, porque sí que lo tengo grabado, es que en el teatro, en el vestuario, teníamos delante las ruinas de lo que quedaba del Castillo. Lo recuerdo perfectamente, miraba por la ventana y tenía unas ruinas. Entonces, los domingos que teníamos función a las 19:00 h de la tarde y a las 4:30 h ya estábamos en el teatro, entre la clase, el maquillaje y no sé qué,  bueno que estábamos maquillándonos… Bueno ya de entrada, no llovía pero como si lloviese, el cielo estaba gris oscuro, casi negro, las ruinas de enfrente, y encima se oían las sirenas, porque estaban haciendo los simulacros de guerra. Así claro, yo me veía un domingo toda mona con las pestañas postizas, pues estás mirando fuera ese día absolutamente gris, casi negro, con las ruinas del Castillo y las sirenas sonando, y yo me decía, que hago yo aquí. Pero bueno, me duraba lo que me duraba, luego ya me iba siguiendo con lo mío. Pero luego yo ya me acostumbré.

¿Cuando estabas en la Academia de danza, como imaginaba que sería tu vida de bailarina? Tus ideas, tus sueños y la discrepancia entre el deseo y la realidad. ¿Resultó, como te lo imaginabas?

Yo casi nunca tengo expectativas de nada, yo vivo el presente y hago lo que siento, entonces yo creo que fue así también.

La danza y la vida privada, las relaciones privadas. ¿Era posible compaginar las dos cosas, que problemas había en aquella época de bailarina?

Bueno, para mí personalmente no hubo ningún problema en compaginar las relaciones privadas con la danza, porque yo estaba sola. Poco a poco cuando vas madurando y vas haciendo tu vida, pues vas conociendo a las personas que quieres que estén a tu lado y luego bueno, pues entran salen y ya está. Yo no tuve ningún tipo de problemas, la verdad.

Es decir, la posibilidad de compaginar la vida profesional con la vida familiar.

También es cierto que cuando yo tuve a mis hijas decidí regresar a España. Pero yo pienso que la vida de cada uno es muy diferente. Entonces si yo me hubiera quedado en Alemania, yo estoy segura que hubiera podido compaginar bien mi papel de madre con mi profesión. De hecho he tenido compañeras que lo han hecho. Pero luego ya cada una tiene sus prioridades de estar mas en la profesión o… no sé, hay maneras de criar a los hijos sin renunciar a la profesión. Hay gente que quiere renunciar por una época a todo y dedicarse en cuerpo y alma a sus hijos, a su familia. Hay otros que no, que 50%. Pero bueno, en mi caso fue así que cuando yo tuve a mis hijas ya regrese a España. Y sí, tenía 32 años y estaba dejando de bailar.

Cuando dejaste de bailar ¿Como buscaste un nuevo trabajo? ¿Buscaste explícitamente en el campo de la cultura del teatro de la danza? ¿O fue por casualidad lo que encontraste y cómo conseguiste tu nuevo trabajo? ¿El primer trabajo después de bailar?

Entonces, después de haber dejado de bailar coincide con mi vuelta a España. Entonces es distinto porque es como ya he dicho antes, si me hubiera quedado en Alemania sabia que podía tener una ayuda para formarme en otro ámbito, lo que fuera, tendría posibilidades.

Llegar a España era empezar de cero. Claro es que es así, con dos hijas a tu cargo para mí el panorama era completamente distinto. Pero bueno, No obstante para mí lo más importante era el sustento de mis hijas. Con lo cual me daba igual trabajar de lo que fuera. Pero a pesar de todo, no salía nada. Al principio no me importaba porque estaba con mis hijas pero luego, lo que he comentado al principio de la conversación, que la vida me ha llevado sin yo buscarlo. Alguien me dijo que estaban buscando a alguien para dar clases de ballet, entonces empecé porque claro, si no me salía nada, pues por lo menos cogí eso. Me acuerdo perfectamente que además iba a Martorell. Eran unas clases en Martorell. Mis hijas no tenían ni un año y bueno, empecé allí. Luego la Lali me llamó para dar clases en su estudio, y luego ya si, ya empezó todo a rodar y ya estaba dando clases en casi todos los estudios de Barcelona. Y poco después ya en todas las compañías de danza contemporánea de Barcelona, hasta que entre en el Instituto. Es decir que todo salió solo. Sí, sí, la verdad es que sí, sin que fuese una decisión activa sino que fue surgiendo.

¿Qué grado de satisfacción con lleva tu nuevo trabajo?

Pues mira, 20 sobre 10.

¿Económicamente y en cuanto a la seguridad laboral, y el sentimiento de seguridad subjetiva?

Estoy fantásticamente bien.

¿Y la diferencia de como era antes como bailarina y cómo es ahora con tu situación en cuanto a la seguridad y a la Economía?

Tengo que decir que en cuanto a la seguridad economía, salvo los dos primeros años, de las dos primeras compañías que he mencionado, en España claro, porque bueno, n’importe quoi aquello era un despropósito a nivel económico, pero a partir de qué te vas a Alemania, ahí ya tienes todo. Todo lo que tienes que tener. Tienes tu sueldo y tienes tu Seguridad Social y todo lo demás. Entonces, pues vives de esta manera y vives tranquilo. Haber no eres millonario, pero te da absolutamente para vivir tú solo y luego pues a la que vuelvo a España bueno, pues al principio sí fue más difícil porque todo era en negro, porque las academias pagaban en negro y tenía que trabajar mucho para tener un sustento, eso sí.

A partir del momento en que entro en el Instituto, pues es lo mismo que en Alemania. Como el Instituto pertenece a la Diputación, la verdad es que pagan bastante bien. Eso es muy comparable a Alemania en el sentido económico y de seguridad laboral.

Para mí siempre ha sido un privilegio dedicarme a aquello que yo hubiera hecho gratis como aquel que dice, y que me han pagado y me pagan por ello. Por que bailar en el escenario para mí no es un trabajo. Dar clase ahora claro, ahora ya tengo mi edad y claro que es distinto. Pero yo cuando doy clase, cuando estoy en el aula con los alumnos, a mí me retroalimentan, yo salgo de allí con más energía, no salgo más cansada. Lo que me cansa son, pues las reuniones y los protocolos y las cosas estas.

Pero la danza a nivel de sustento, yo, la verdad es una de las primeras cosas que transmito a mis alumnos: Se puede vivir muy bien, y de hecho, con las dos crisis que hemos pasado aquí en España, yo no he notado nada, ni siquiera ahora con el Covid-19. Yo claro, profesora de plantilla, bueno claro yo hablo por mí.

Yo a mis alumnos les animo, les digo que pueden abrirse campo en esta profesión y vivir muy dignamente, punto. Porque pienso que es verdad, no digo ninguna mentira. A ver, yo les digo que en España no hay compañías, con lo cual no se pueden quedar en España. Claro, el futuro está en el extranjero. Aquí (en España) no hay nada. Te puedes ir al Nacional si quieres, pero que no te pagan ni siquiera €1000. ¡en el Nacional!. Y desde hace algún tiempo que les recortaron todas las horas extras, no les pagan horas extras. Bueno, en fin, muy mal, muy mal. O sea, de lo poco que había, están en unas condiciones pésimas.

A ver, si tú eres freelance, claro, tú asumes un riesgo, eso es otra cosa, pero eso ya son opciones de cada uno. ¿Qué no quieres estar en un teatro fijo, yendo cada día? Pues vale. Claro, hay una repercusión de eso, pero la oportunidad la puedes tener. Digamos.

¿Que consejos darías a las jóvenes y jóvenes, bailarines y bailarinas que salen de la Academia hoy en día? ¿Cómo deberían de antemano afrontar la idea o el hecho de que la danza no es para siempre?

Los alumnos, la gente joven de hoy en día, no hace falta que les digas esto de que la daza no es para siempre porque las nuevas generaciones, desde hace ya bastantes generaciones, no son como nosotros, que toman algo de por vida. Eso ya hace bastantes años que no es así.

La gente, por los motivos que sea, pues como está ahora, tal y como ha evolucionado y se está desarrollando la sociedad, todas las oportunidades que hay de toda índole, y cómo se pueden fusionar, y hay tanta información y tanta cosa por hacer, que todo tiene una caducidad muchísimo más temprana. Así que yo personalmente esto es que ni lo explico, porque ya son ellos mismos que lo tienen asumido. Además los jóvenes de hoy en día no se pueden proyectar tan lejos. No.

Pero claro, a diferencia de otras, quizá digamos de otras profesiones…

Bueno, yo no comparto el que ellos piensen que la danza sea de por vida. Hay un hilo conductor que sí que puede ser de por vida, pero al mismo tiempo va enlazado con el segundo factor que voy a explicar a continuación.  Y es que hoy en día los estudios artísticos están especializados, pero son muchísimo más abiertos conceptualmente. Y nosotros, por ejemplo, sobre todo en el Oriol-Martorell somos muy conscientes, y así lo transmitimos a los alumnos, de que el grado profesional de danza tiene muchas salidas. Tú puedes salir con tu grado profesional de danza como bailarín pero proyectado, por ejemplo, en gestión cultural, o para la para la pedagogía, para dirigirse a un superior o igual para la coreografía o para tecnicismos o vinculado al arte… Yo tengo una alumna que ella quiere fusionar el arte y la danza. Ella es muy buena como artista, como artista plástica, y al final se ha decantado por ir a La Haya a hacer el Bachelor de Bellas Artes y no de danza. Pero allí también en La Haya está muy vinculado con la danza. Hoy en día los estudios son mucho más abanicados, o sea, no son tan centralizados.

Es que la mayoría de los alumnos que he tenido ya han dejado de bailar con 25 o 27 años. Han bailado un poco y, no es que les haya ido mal, sino que tienen otras inquietudes. Han vivido, eso es, y como que todo se vive mucho más rápido. Han experimentado eso, pero se han dado cuenta de que también tienen otras aspiraciones. Ganas de otros modus vivendi para decirlo de alguna manera. Tengo un alumno, el Rouge Cabrera, el que te estaba comentando antes que era una pieza. Este sí, que es un amor, ese es un amor. Estuvo conmigo tres años en el Instituto, me dijo que se quería ir, así que lo envié a estudiar y acabó en la escuela de Stuttgart. Luego estuvo cuatro años en el Ballet de Stuttgart. A continuación se fue al Ballet Nacional Checo. Allí lo ascendieron a solista y ahora lo extendieron a principal. Le promovieron, y él dijo que quería dejar de bailar. Dejar de bailar entre comillas, porque lo que él no quiere es seguir bailando en una gran compañía, con todo lo que eso comporta. Se ha ido a Costa Rica con un novio que tiene allí. Han abierto un Centro Cultural y se está moviendo a su manera, de freelance y con el Centro Cultural, donde hacen todo natural, ecológico y sostenible. Es que hoy en día la gente está en otro sitio, es lo que ayer te estaba comentando, es que esto está cambiando.

Claro lo que pasa que nosotros, la gente como de nuestra edad, todavía está anclada en esa manera de vivir, pero las cosas han cambiado…

Corrige me si mis recuerdos son equivocados, pero yo creo recordar que en el Instituto del Teatro prácticamente nos educaban como para “convertirnos en grandes solistas”. O sea, había también una concurrencia entre los alumnos, en vez de una Amistad…

Esa ambición y competividad si que se promueve en muchas escuelas, por eso no me gustan las grandes escuelas y cada vez me gustan menos. Si, encuentro que cada vez están menos alineadas con la realidad. Yo sí, yo lo tengo clarísimo, que no lo trabajo de ese modo.

Sugerencias de mejora en el área de la danza, en cuanto al aspecto laboral, social y legislativo. (Quizá para España… para Alemania también, lo que hayas vivido ahí, si se te ocurre algo)

Aquí en España, en cuanto a la danza, todavía hay que poner los cimientos. Todavía no están. Claro, es que como no hay cultura de la danza, ya no digo de las otras artes, de la danza en la que menos. No hay cultura. Entonces a partir de ahí no se puede hacer nada y todo lo poco que se intente hacer está mal hecho porque hay desconocimiento y cuando hay desconocimiento tú no puedes hacer algo bien hecho. La estás pifiando por todas partes. Eso además está siempre enlazada con el tema corrupción. Porque claro, que si este es el amigo de no sé quién entonces se hace, en fin, lo poco que pueda haber, que ya te digo, no hay nada. Bueno, estoy hablando desde el ámbito de la de, entre comillas, danza clásica. Porque luego está todo el tema de la danza contemporánea que sí es cierto que en los años 80 y 90 Barcelona era, no digo pionera, pero bueno, era un punto fuerte a nivel europeo. Pero hasta eso se lo han cargado. O sea, si hay gente, hay más contemporánea. Evidentemente, tú vas al Mercat de les Flors y todo lo que se programa se danza contemporánea.

Y sí, de gente de aquí, pero que bueno, pero qué han hecho su carrera fuera. No, aquí en España no lo hay…

Y en Alemania, pues sinceramente no sé qué decirte, claro, yo hace muchos años que no estoy en Alemania, no sé cómo están funcionando ahora los teatros, si siguen igual o no siguen igual, no sé. Yo encuentro, que están bastante bien. Bien organizados y bien gestionados. Y vives dignamente. También tengo que apuntar que en Alemania, al contrario que aquí, dices que eres bailarina y te miran con buenos ojos, te respetan, incluso te pueden admirar. Aquí no, por no decir que justo al revés, que eres como una prostituta casi.

¿Cuánto dejaste de bailar y por qué razón?

Yo dejé de bailar sobre todo porque me quedé embarazada de mis hijas. Tuve gemelas. El padre de mis hijas quería venir a vivir a España. Entonces, claro, en ese momento yo prioricé absolutamente mi vida personal, y no mi vida profesional. No me costó en absoluto ni dejar los escenarios ni nada. No se, surgió. Simplemente dejé de bailar. Pero tampoco planeaba tener ninguna familia. Llegó todo cómo llego. Y entonces, bueno, mi prioridad era esa. Sí que es cierto que yo me acuerdo que para mí era como otra vida. Es como si fuera otra vida. Los dos primeros años de estar aquí, de criar a mis hijas era como que mi vida pasada era otra, no sé. No era una consecución, no sé, es que no sé cómo explicarlo. Si nos hubiéramos quedado en Alemania puede ser que hubiera podido ser distinto. Pero es que vinimos a España, y aquí no hay nada de todo eso. Yo no tenía ningún pasado y no tenía ningún vínculo aquí. Es que no hay, aquí no hay nada para establecer un vínculo a nivel profesional danzístico. Como pedagoga, como docente sí que he podido hacerlo, sí que me he podido establecer. Pero como bailarina profesional no. Por eso digo que es que yo entiendo otros casos, pero en mi caso fue distinto. Todo cambio de repente. Bueno a ver, básicamente porque el padre de mis hijas estaba empeñado en venirse a España. Yo, ya te digo, le daba muchísima más importancia a mi relación y a mis hijas que a nada más, con lo cual ni me lo planteé. Ósea que tampoco te puedo decir lo hubiera hecho de quedarme allí.

¿Cómo cambió tu vida entonces qué?

Antes de dejar de bailar, antes de quedarme embarazada e irme a España, al estar sola, todo lo tienes para ti. Todo el día, todo el tiempo, todo el sustento. O sea, tienes todo para ti. Disfrutas de tu vida como tú quieres. Eso cambia bruscamente. Pero cuidado que yo estaba muy feliz con mis hijas. Pero claro, me costó

un tiempo de entender mi nueva situación, de que yo no estaba sola. Era yo con dos cosas que salían de mi. No estoy sola, ya no estoy sola. Ya no soy solo yo. Soy yo y dos mas, que están pegadas a ti. Es como, es muy extraño. Entonces claro es una cuestión de que luego, a nivel práctico, no tienes tiempo, no tienes espacio para ti…

Pero el concepto del “yo” es como que cambia. Eso también se va difuminando en el tiempo, gracias a Dios, porque sino. Ya hace tiempo que no es así. Pero hay una etapa la cual al principio es extraña. Era una sensación nueva del “yo”. Es muy bonito. Yo he vivido la infancia de mis hijas, pues, “siendo feliz” no, lo siguiente. Ha sido una experiencia maravillosa. Para mí ha sido tan enriquecedora que no tiene nada que ver con todo lo que he vivido anteriormente. Para mí ha sido algo en que he descubierto muchísimas cosas, también a nivel de existencia.

¿Cuál fue el mayor cambio en tu vida después de dejar de bailar? ¿Echas de menos el escenario?

El escenario la verdad es que no lo hecho de menos. En algún momento en que ves algo como muy inspirador, que vas al teatro y ves algo muy inspirador entonces te proyectas ahí y reconoces esa sensación y entonces es esa cuestión de echar de menos o de… pero bueno es completamente pasajero, es un recuerdo, es un momento y ya está. Pero no, sí no, no, la verdad es que no lo hecho de menos.

¿Dirías que tu calidad de vida ha cambiado para bien o para mal o quizás para mucho mejor?

El hecho de regresar a España y empezar de cero, claro fueron unos inicios muy difíciles. Gracias a lo que sea, siempre he tenido un camino, siempre me han venido las cosas. Bien, no exentas de esfuerzo, no fue coser y cantar. Pero en principio, la verdad es que estoy muy agradecida, es que yo estoy muy agradecida. Ahora mismo estoy con dos nóminas, una en la Generalitat y una en la Diputación y además estoy bien. O sea, es un lujo. Yo doy gracias al universo cada día por todo lo que tengo, sobre todo aquí en España quiero decir. Poder vivir tranquilamente aquí no es evidente.

¿Cómo influyó tu cambio profesional en tu vida familiar y privada?

La verdad es que mi cambio profesional no influyó en mi vida familiar o privada. Es que yo pienso que si tú estás presente en la vida y haces lo que tú consideras que tienes que hacer, lo que luego sucede es lo que tiene que suceder y ya no hecho nada de menos ni me quejo de nada. O sea, simplemente juego con la vida. Entonces a partir de ahí, yo tomé una decisión. Víne aquí y tuve a mis hijas y entonces bueno, entonces no me planteo cosas, no soy una persona que le dé demasiadas vueltas a lo que hay. Se trata de lo que hago y lo que dejó de hacer. Yo me siento muy a gusto.

¿Lo ves como una especie de dos vidas distintas? ¿O para ti no ha habido una sensación de ruptura…?

Ha habido un antes y un después, sí, pero no es por una sensación de ruptura. Es por las circunstancias. De estar sola y tener una independencia absoluta y vivir tu vida completamente libre, a tener dos bebés contigo todo el día. Además, yo las quise tener a toda conciencia. No es que ah mira, vamos a tener hijos, no. Me quedé embarazada y fui muy consciente de que las quería tener. Y para mí a sido siempre un compromiso muy alto. Un compromiso en el buen sentido de la palabra. Es decir que yo me comprometí a con mis hijas. De hecho me atrevo a decir que he hecho arte con esta situación, o sea lo he vivido concienzudamente, como algo muy especial. Soy una persona que me gusta vivir mi vida con magia. Cada uno que lo entienda cómo lo quiera entender. Pero a mí que me gusta hacer arte de mi vida, o vivirla con arte, llámale como quieras. Entonces el hecho de estar con mis hijas lo he disfrutado muchísimo. Asimismo me ha invitado a desarrollar también mi parte más intima, más mística, por decirlo de alguna manera. Acercarme muchísimo más a mí misma. Y pese a que estas muy influenciada por el exterior, porque estás condicionada porque tienes que trabajar mucho, tienes que relacionarte mucho, tienes que trabajar muchas horas y tienes poco tiempo para ti, pero la misma manera de vivir esa vida con mis hijas me ha llevado a estar más unida conmigo misma, o a descubrir más a través de ellas.

¿Bailas todavía? ¿Cómo te mantienes en forma?

A mí ya me gustaría tomar clases. Hubo una época que todavía tomaba clase cuando podía, porque claro, con las dos enanas poco tiempo tenía. Absolutamente nada. Yo trabajé muchísimo, y ya tenía una rodilla bastante cascada de cuando estaba en Frankfurt, la cual me operaron allí. Y aquí tuve una segunda operación, ya que la tenía muy, muy, mal y he sufrido mucho de la rodilla izquierda. Entonces siempre me ha impedido en seguir haciendo clase. La rotación externa, salto, todo esto ya nada. Entonces yo ya en el primer año de estar en Darmstadt descubrir el Yoga, y desde entonces que ha sido mi gran acompañante. Es mi manera de mantenerme en todo.

¿Como te encuentras en tu „nuevo“ cuerpo? ¿Se pede hablar en tu caso de un dualismo del “cuerpo” y el “yo” ¿Ha cambiado en algo tu relación a tu propio cuerpo, de “bailarina” a  “no Bailarina”?

Yo estoy muy, muy, relacionada con mi cuerpo, tanto con mi cuerpo físico como mis cuerpos emocional y mental y todos los entéricos también. Entonces eso es muy importante porque me he dado cuenta de que el cuerpo, como todo en la vida, evidentemente siempre está cambiando. Y cuando eres bailarina sigue siendo bailarina hasta cuándo dejarás de bailar. Entonces esa relación con tu cuerpo la sigues teniendo quieras o no.

Entonces cuando se es joven, porque no tienes músculo y se tiene que formar, entonces sufre el músculo porque se está fortaleciendo, se está formando, cuando bailas porque hay sobrecargas, porque hay excesos de movimientos o repeticiones… Entonces, el cuerpo siempre está ahí, llamando a la puerta. Cuando llegas a los 40, ahí empiezas ya a sentir cómo el cuerpo va reaccionado de otra manera. Tienes que estar sutilmente más por él. Bueno, cada uno tendrá su edad, pero más o menos. Y ahora ya directamente es una atención constante a todos los niveles, a nivel muscular, a nivel fisiológico…

Cambia, cambia, pero eso es bonito porque a mí siempre mi cuerpo me ha indicado todo. Por eso dejé de fumar, por eso deje de tomar café, por eso todos estos cambios en mi alimentación. Yo creo que soy una persona que como escucho a mi cuerpo, no es que yo me condicione mentalmente, pero ya no me apetece ni tanto embutido ni tanta… Mira que hasta ahora tomaba… O sea, igual que cuando estaba embarazada, cuando me enteré de que estaba embarazada automáticamente, me acuerdo que estábamos en Frankfurt, que fuimos a cenar con el coreógrafo con el que estaba trabajando, que era un músico italiano y con Franco que era el productor,

y en esa cena y me acuerdo que ya no pedí vino, y para mí él vino siempre me ha encantado, y ya no bebí vino, porque yo sabía que estaba embarazada. Pero no son decisiones que yo me planteé y digo lo voy a hacer o no. Me sale instintivamente. Entonces, pues lo de fumar lo mismo, lo del café lo mismo, ahora con los cambios de alimentación también, pues porque bueno, el cuerpo responde diferente, lógicamente. Pero esa relación con el cuerpo es para mí muy interesante. Yo creo que la gente de a pie, los que no son bailarines claro, están tan lejos de… Porque el cuerpo es el primer, es como la primera capa de la cebolla para entrar en tu alma, en tu interior más profundo. Y si tú escuchas a tu físico, él está dándote las señales qué necesitas. Hace como de puerta para entrar dentro de ti. Entonces claro, por eso yo considero, ahora ya quizás esto no entra dentro de la conversación pero, por eso considero que hay gente tan enferma o hay tanta gente con tantas enfermedades, porque no se escucha, no escuchan. Y la enfermedad es el síntoma más claro de que hay algo en ti que no está funcionando. Es que existen las enfermedades, existen los virus, existen el cáncer y existe todo, pero yo no creo que sea solamente una cosa, una cuestión aislada, existe, pero depende de cómo tú reacciones ante ello, desarrollas algo más o menos o no lo desarrollas. Y cuando hay algo, hay que estar muy atenta, muy atento. Yo bueno, es mi manera de, es mi lectura de la vida.

¿Qué le pasó a tu cuerpo después de que dejaras de bailar activamente…? ¿Sigues sintiendo tu cuerpo como el cuerpo de una bailarina? Y en fin ¿Cómo se siente una bailarina?  ¿Ha habido algún momento en que sentiste tu cuerpo como “ajeno”?

Bueno, si que hubo  un momento cuando sentí mi cuerpo “ajeno”, cuando tuve a mis hijas, claro el primer mes no me podía mover. Me acuerdo que yo necesitaba moverme, necesitaba hacer alguna clase, y justo al lado de casa había un gimnasio que hacían aerobic, no te lo pierdas, pues allí que me fui una tarde, que yo no sé quien se quedó con mis hijas o no sé qué, bueno que tenía, esa necesidad. Me acuerdo como si fuera ahora, de hacer esa clase de aerobic horrible. Pero es que necesitaba moverme. Esa necesidad física. Era una necesidad física. Y de hecho, cuando regrese a casa con claro todas las hormonas estas de la felicidad que me subieron ahí, que no veas tú. Por que es así, pues la serotonina, hasta ahí dándole que te pego. Sí, sí…

Luego como claro, como docente siempre he estado, siempre estás bailando De hecho ayer con los pequeños, como porque los lunes les doy clase a los de primero que tienen 12 años, pues no sé cómo fue, que ayer les explicaba muchas cosas y en un momento dado, no sé a qué salió y me puse a mí misma como ejemplo y digo que con mis 58 años todavía estaba aprendiendo a hacer un movimiento. No se, algo así era.  Y veo a Martina que replica “!Que dices, 58 años? ¡No puede ser, no puede ser!” Y todos diciendo “!No puede ser!”, y digo, “¿Hombre, claro, pero que edad creéis que tengo yo? Y ellas “!Pero cómo puedes estás haciendo una clase y haciendo Battements como si no sé qué con no sé cuántos años!”

Entonces a ver, yo noto que no me muevo como antes. Cuidado para nada, eh o sea eso sí, lo noto. Es que cada vez cuesta más mover el cuerpo y eso que yo considero que lo cuido mucho porque voy mucho a yoga porque lo necesito, es que lo necesito.

¿Sigues teniendo contacto con el mundo de la danza?

Si, sigo teniendo contacto con el mundo de la danza, de todas las maneras.

Pero necesito desconectar. No quiero saber nada de danza. No, no, es verdad, no no, basta, basta.

¿Añoras a veces la vida de bailarina, lo que era no ya simplemente el escenario en sí, sino que la relación entre los bailarines, esa vida que es distinta, digamos a lo que tú antes decías de “los de a pie”?

Si me hubieras hecho esta entrevista hace 15 o 20 años te diría que no hecho de menos esa vida de bailarina. No, porque estaba inmersa en seguir desarrollando mi nueva etapa. Ahora también te digo no, porque claro, echar de menos, yo ya lo he vivido y no lo echo de menos. Pero sí es cierto que entras en una edad donde aprecias de otra manera esa etapa de juventud. No es que la eche de menos, en absoluto, porque además yo no tiro ni un solo día para atrás, o sea, en absoluto. A mi me dices de tener 20 años, ni 30, ni 40, ni 50 y te digo no, me quedo ahora. Pero sí que el recuerdo que tengo es como muy bonito y como que lo aprecias más ahora. Cuando veo a una chica o un chico joven y veo su juventud, lo que emana esa juventud lo encuentro fascinante. Pero claro, desde una perspectiva de la edad que tengo ahora, y con lo que has vivido y con lo que has pasado. Entonces, cuando lo recuerdo, lo recuerdo con, bueno, claro, también ha habido momentos no tan buenos, pero esa clase de vida que hemos tenido me encanta recordarla. Me encanta recordar lo feliz que era. Yo he sido siempre muy independiente y muy libre y entonces me ha encantado tener esa vida.

¿Podrías describir un poco esa vida? En el mundo de la danza o como tú lo…

Pues mi vida en la danza me encanta. Me encanta ser dueña de mi vida y entonces esa vida como bailarina, pues tienes la oportunidad de ello. De hacer cada día tu clase, que te lo pasas bomba, de estar con gente, de intercambiar y de interactuar, de interactuar a todos los niveles, a niveles superficiales a niveles más profundos, a desarrollar amistades que perduran hasta hoy y que son muy bonitas y que eso lo agradezco muchísimo. Por ejemplo, de tener amistades que hasta hoy perduran.

Y están vinculadas a, pues eso a los escenarios, a las fiestas, a las salidas, a las reuniones, a las risas, a pasártelo bien en ese momento. Claro, tienes una despreocupación, por qué estás tú. Tienes una despreocupación de tu vida, por qué estás haciendo lo que tú quieres. Y ya está y no te has de ocupar de nada más. Entonces tú vives ya está.

Entonces, la diferencia es que cuando ya tienes hijos a ver, tienes que ocuparte de ellos, te ocupas de tu vida mas de la de ellos, incluso cuando son mayores. Claro, hay mucha gente que nos dice “Ah, mira, ya son mayores, te puedes olvidar de ellos”. Pues no, siempre estás ahí, para darles un Consejo, para estar ahí. No estás sola.

Pero si, lo describo y lo recuerdo como una vida… A ver que también hay momentos en la vida que son difíciles por esto o por lo otro. Sea pues por que quieres dejar la compañía o por que tu relación se ha acabado o porque tienes problemas con el director. Eso pasa también, pero bueno, hay veces que es así. Pero mayoritariamente sí, sí. Como que esa libertad, esa despreocupación… Y como tampoco he sido una persona de planificar mi futuro, de “que haré cuando…” no, siempre he vivido el momento. Entonces no estaba preocupada en que haré cuando deje de bailar. Fíjate, ósea entonces la despreocupación absoluta, igual, yo pienso de mí que yo he sido valiente en muchas cosas. Pero a veces también he pensado que hay un punto de irresponsabilidad: No diré que es irresponsabilidad pero inconsciencia. ¿Sabes que te quiero decir? Digo bueno, pues igual es valentía con un poco de inconsciencia pero al final el resultado es que yo prefiero haber vivido así que no planificado. Planificado y controlándolo todo y no hacer esto porque quizás… No. Yo he vivido con riesgos, tomando siempre riesgos y claro, cuándo tomas riesgos, a veces ganas y a veces pierdes. Pero eso sí, yo lo prefiero, a que no quedarme…Yo no soporto estar en una zona de confort. No, no, no, no soy yo. No que me ahogo.

¿Podrías contar algo sobre tu Psique en relación a la danza y el “antes y después”?

Bueno, yo supongo que cuando tienes la oportunidad de bailar, seas consciente o no, vas descubriendo un mundo. Porque esas experiencias sutiles te hacen tener experiencias profundas a nivel emocional y psíquico. Entonces, toda la etapa evolutiva de cuando uno está en el escenario, pues eso es una etapa evolutiva, yo siempre lo he entendido así, en cuando no hay más evolución, entonces mejor dejarlo, ¿no? Al menos para mí es así.

Es que mi vida como pedagoga es tan importante como mi vida como bailarina. Porque de hecho ahora mismo llevo muchísimos años mas como pedagoga que como bailarina y de alguna manera se asemeja mucho porque no es que tú hagas un show de cada clase, pero de alguna manera tú tienes que tener una presencia, tienes que tener un magnetismo, tienes que tener una técnica, tienes que tener un conocimiento, una sabiduría, un poder de transmisión. Es exactamente lo mismo. Simplemente que es distinto el modo en que se vehicula.

Para mí, aunque cuando bailas no eres consciente de todo esto que estoy diciendo, pues tú vas bailando y bailando. Pero todo aquello que, de una manera inconsciente absorbí bailando, ahora he descubierto, me doy cuenta de que todo lo que había absorbido esos años como bailarina, al enseñar, lo he analizado, lo he transformado y lo he gestionado para transmitirlo a estas nuevas generaciones, que siempre es cambiante. A mí me apasiona esta profesión, por eso, por qué nunca, nunca es igual.

Sí, porque todo eso que está en tu cuerpo y que está en tú psique, en tu corazón, lo pones, se pone ahí a trabajar, como en una coctelera, y sale y se expresa hacia los alumnos. Y además eso va cambiando siempre, se va enriqueciendo constantemente. A través de los 20 o veintipico de años que ya llevo como docente, yo no enseño igual ahora que hace 20 ni 10 ni 15 ni 5 ni siquiera dos, ni un año te diría. Es tan cambiante que por eso es que me apasiona, y cada vez le encuentro más sentido a todo, sabes? Y con menos trabajo y menos esfuerzo.

Es curioso porque todo lo que me costó llegar a bailar, todo ese esfuerzo, esos dolores musculares, ese esfuerzo a todos los niveles, psíquico también y psicológico de tener que pasar muchos límites. Y ahora es todo lo contrario, poco a poco es como que llego a un punto, como que estoy en el en el inicio del Zenit. Me doy cuenta porque voy tan relajada a dar una clase, da igual donde sea o a que nivel sea. No me preparo nada, lo tengo todo por la mano. Tienes esa capacidad de improvisación, de saber cómo adaptarte a lo que se necesita en ese momento. Y es tan fácil que cuanto más fácil es, más llegas.

Algo que me alucina ahora mismo es que, yo con la edad que tengo, porque es cierto, yo tengo 58 años, y que los alumnos todavía tengan ese grado de complicidad. Bueno, siempre lo han tenido, pero siguen teniendo ese grado de complicidad con migo a nivel personal. Pero que yo no les invitó a nada. Hay alumnos del Instituto, y los tengo una hora semanal, y me tienen más confianza que a cualquier otro profesor. Y no solamente confianza, sino simplemente se sienten mas a gusto conmigo que con otros, se sienten tranquilos de poder expresarme algo, o de escucharme, de ver que te quieren exprimir. Ya sean unos niños de primero o ya sean los de sexto que voy a graduar este año.

Y esto la verdad me sorprende porque claro, a ver, a los chicos les gusta la gente joven, la gente que te puede dar una clase maravillosa en la que demuestras con todo… Es verdad es así.  Entonces me alucina porque digo, cuando en esta profesión uno ya comienza a no poder moverse como siempre o que ya tiene una ciertas edad, y fíjate. Así que la verdad es que todo me hace sentir muy feliz.

¿Hasta qué punto está satisfecha con tu vida, teniendo en cuenta todos los aspectos?

Yo estoy súper agradecida a la vida, pero yo pienso que tiene mucho que ver con la escucha interna, porque a veces yo creo que si no hay esa escucha interna, es que necesitaba esos 20 minutos con migo, es que si uno no tiene eso, uno se aleja de su esencia. Y al alejarse de su esencia, quiere decir estar en otro sitio, ser otra persona, intentar hacer cosas que no le corresponden a uno. Es igual lo que uno sea. Yo siempre lo digo, yo no he estado en ninguna gran compañía, yo no tengo un nombre, es que, bueno, pero es que es mi camino. Pues sí, me hubiera gustado bailar en la compañía de Frankfurt, no te voy a decir que no, pero bueno, la vida no se declinó por allá. Que si yo hago un análisis también te podría decir el porqué. Porque yo sé que he tenido muchas cualidades como bailarina, lo sé porque me lo han dicho. Luego porque quizás, esas inseguridades, no, que me creó una cierta profesora… Yo lo tengo claro. Yo no soy psicóloga, pero creo que es importante hacerse un análisis, y mi propio análisis me muestra que esa persona me creó muchas inseguridades como bailarina. Entonces, yo esto lo tengo clarísimo, si la Bárbara.

Entonces, hay todos esos clichés de la danza clásica. En eso yo Intento educar a mis alumnos para que no caigan en ello. Uno tiene que ser inteligente de no ir a todos los sitios. A ver, si tú no tienes un físico determinado pues no te vas a ir a según qué escuelas o compañías, para qué, para que te den una hostia y te maltraten? No, no es necesario, que se queden ellos con sus locuras.

Bueno yo pienso así. Y la vida es muy amplia y hay muchas posibilidades y al final bailar es como todo, da igual en qué profesión, uno tiene que estar a gusto haciendo lo que hace y ya está.

Si volvieras a nacer, volverías a ser bailarina?

Pues no porque ya lo he sido.

No porque ya lo he sido y por qué hay muchas cosas que me apasionan tanto…

Así como cuando era joven no encontraba nada a excepción de la danza que me gustase, pues mira, ahora habría 1000 cosas que me podría imaginar. Podría pintar, me encantaría saber pintar, me gustaría diseñar, también me gustaría estar haciendo gestión cultural. Así podría hacer 1000 cosas que no he hecho y para las cuales me falta tiempo.

¿hay algo más que quieras decir o añadir?

Yo pienso que venimos aquí para algo en concreto. Todo el mundo.

Unos los tienen más marcado, tienen la hoja de ruta marcada y otros no. Pero quizás el que la tiene más marcada le va a costar más. Pero es importante escucharse a sí mismo. Es que ya da igual para lo que sea, pero es importante seguir los instintos y establecer un vínculo con uno mismo. Para mí eso es básico para estar en paz y estar sano en esta vida. La danza para mí ha sido mi camino de vida y lo sigue siendo. Y yo lo agradezco, ya te digo, lo agradezco cada día que me levanto. Y de tener a estos alumnos que tengo, me suben la vibración cada día, o sea el estar con gente joven. Claro, no es lo mismo que si estuviera  trabajando en otro sitio, con gente de mi edad que está amargada, o con ancianos, que pobrecitos, también son… pero es distinto a que con gente joven… Aunque tengas que poner límites. Yo también tengo mi lado muy severo.

Esmeralda, Barcelona 1986

Gefördert durch die Beauftragte der Bundesregierung für Kultur und Medien im Programm NEUSTART KULTUR, Hilfsprogramm DIS-TANZEN des Dachverband Tanz Deutschland.

(EN: „Funded by the Federal Government Commissioner for Culture and Media within the framework of the initiative NEUSTART KULTUR, aid programm DIS-TANZEN by the Dachverband Tanz Deutschland“)